Nick Clegg: «Me preocupa que se esté vendiendo kebab de rata»
¿Qué tipo de carne comemos cuando nos llevamos a la boca un sabroso kebab? Realmente, nadie lo sabe. Al menos, eso es lo que ocurre en los locales de comida rápida de Reino Unido, según un estudio desarrollado por la Agencia de Estándares de Alimentos (FSA) y otro de la asociación de consumidores Which?.
Ambos han llegado a la sorprendente conclusión de que los kebabs que se sirven como cordero, en realidad, contienen tanto cerdo como ternera, pollo, pavo e incluso carnes cuya procedencia no se ha podido determinar.
El análisis de Which? revela que de 60 platos, como curris o kebabs, detallados en el menú como cordero, 17 se habían adulterado mezclándolo con diferentes carnes, siete no contenían cordero en absoluto y cinco tenían una materia prima que no pudo ser identificada. La FSA, por su parte, concluyó que de 145 muestras de kebab, 43 no habían sido cocinadas exclusivamente con cordero.
Nada más conocerse la noticia, el viceprimer ministro, Nick Clegg, fue preguntado en un programa de la emisora de radio LBC si se manejaba la posibilidad de que carne de perros, gatos o ratas se empleasen en los platos para abaratar los costes, ya que por lo general el cordero resulta bastante caro.
«Por supuesto me preocupa que se estén vendiendo kebabs de rata. Creo que las autoridades sanitarias deben empezar a trabajar en esto», contestó Clegg, que no tuvo ningún reparo en confesar su gusto por los kebabs, aunque no toma uno desde hace mucho tiempo.
Estupor entre musulmanes e indios
La revelación ha sido recibida con estupor especialmente entre las comunidades musulmanas e indias, que no comen un específico tipo de carne por creencias religiosas, pero también por el resto de la población que ha quedado estupefacta al considerar la posibilidad de haber ingerido, perro, gato o rata pensando que en realidad era cordero.
«Los resultados de la encuesta no son ninguna sorpresa para mí. Siempre que se investiga de manera seria la composición de los alimentos o si se adulteran, se encuentra algo», declaró Chris Elliott, director del Instituto para la Seguridad Alimentaria Mundial, que fue nombrado por el gobierno como responsable para hacer frente a la crisis de la carne de caballo en Reino Unido.
Las autoridades de Birmingham (una de las ciudades donde se llevó a cabo el estudio) han avisado de que los locales que ofrezcan kebab van a ser sometidos a rigurosas pruebas para que certifiquen la procedencia de la carne. De ser sorprendidos realizando algún tipo de irregularidad, podrán ser multados con hasta 5.000 libras –más de 6.000 euros– en concepto de «incorrecto etiquetado de los alimentos».
Lo que en su origen fue un plato de reyes, hoy en día arrastra una pésima fama. Además de que la mayoría de los adictos al kebab admiten preferir no saber lo que comen, independientemente de si la carne es cordero o no, no son demasiado saludables. El döner kebab promedio contenía casi 1.000 calorías -la mitad de la cantidad diaria recomendada para una mujer, según una investigación llevada a cabo por empleados de 76 municipios de todo el país que han analizado 494 kebabs, según la cadena pública BBC.
Geoffrey Theobald, uno de los encargados del estudio, ha declarado que «el nivel de grasas saturadas y sal en algunos de los kebabs es una causa grave de preocupación». Aún más: los kebabs contenían un 98% de la cantidad de sal diaria recomendada para un adulto y un 148% de las grasas saturadas permitidas.
Ante este panorama, casi será mejor volver a la tan denostada hamburguesa.
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