La deuda exterior sigue aumentando, ante el regocijo del Gobierno
Reincidimos en los errores del pasado hipotecando de esta forma el futuro
El Banco de España publicó hace muy pocos días los datos de deuda exterior neta de la economía española en el primer trimestre de 2014, lo que hace bajo el epígrafe "posición de inversión internacional", y las conclusiones no pueden ser más preocupantes, como podemos ver en el gráfico.
La deuda exterior neta de la economía española rompe un nuevo récord y se sitúa en 1,021 billones de euros tras aumentar en casi 17.000 millones en el primer trimestre del año.
Me comentaba hace poco un economista próximo a las posiciones del Gobierno que no hay razón alguna para preocuparse, ya que ese dinero que estamos pidiendo prestado luego rendirá más que sobradamente para pagar las deudas. Pero para nada parece que sea eso lo que ocurre. Si en 2013 fueron las compras de deuda pública por parte de los inversores extranjeros las que mantuvieron el flujo de dinero necesario para mantener la ficción de recuperación, en este primer trimestre ha sido sobre todo el Banco de España el que lo ha hecho. Es decir, que el dinero extranjero ya no está entrando de forma significativa, ni siquiera a la deuda pública.
Se está haciendo exactamente lo mismo que en la época de la burbuja, es decir, utilizar las facilidades para endeudarnos en el exterior para impulsar una demanda de consumo e inversiones poco productivasSe supone que un endeudamiento exterior será sostenible si se utiliza para invertir en sectores productivos, y esto es justo lo que no está pasando, ya que la inversión directa extranjera apenas se ha movido en el primer trimestre. Sí que ha entrado algo de dinero "caliente" al sector privado, en forma probablemente de títulos de deuda de grandes compañías o acciones (el BdE no lo especifica). Pero en cualquier caso no han sido cantidades demasiado grandes.
Este masivo endeudamiento exterior ha sido sostenido básicamente por el propio BdE, que se ha apalancado en 13.000 millones frente al Eurosistema, es decir, el resto de bancos centrales de la zona euro.
Lo que no se entiende muy bien es el regocijo del Gobierno ante esta situación. Se está haciendo exactamente lo mismo que en la época de la burbuja, es decir, utilizar las facilidades para endeudarnos en el exterior con el objeto de impulsar una demanda de consumo e inversiones poco productivas.
Todo el discurso de que nos iban a convertir en la Alemania del Mediterráneo demuestra ahora su vacuidad. Los desequilibrios externos aumentan otra vez de forma imparable. Hemos pasado de un superávit por cuenta corriente en los últimos cuatro meses de 2013 de 4.612 millones a un déficit de enero a abril de este año de 9.864 millones, lo que es prueba clara de que no estamos "saliendo por exportaciones", como decía la propaganda oficial, sino que estamos pidiendo prestado para financiar gasto corriente.
El camino que lleva nuestra economía no va a ninguna parte más que a la quiebra cuando ya no podamos endeudarnos más con el exterior. Mientras, las encuestas de confianza demuestran que buena parte de la población está creyéndose que esta recuperación tiene unas bases sólidas, lo que sin duda llevará a buena parte de las empresas y familias a tomar decisiones equivocadas de gasto e inversión, en lugar de prepararse, como es lo único racional conociendo la realidad, para el siguiente crash de nuestra economía, que vendrá de forma inevitable cuando se agote la capacidad de endeudamiento.
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