Los alimentos noruegos gastan mucha energía y generan un alto nivel de contaminación
A finales del año pasado se lanzaba una actualización del informe Alimentos Kilométricos elaborado por la asociación ecologista Amigos de la Tierra, en él se trataba la globalización alimentaria y su influencia en las emisiones contaminantes y gasto energético. Muchos alimentos realizan un largo recorrido de miles de kilómetros hasta llegar a la mesa del consumidor español. España destaca por la cantidad de alimentos importados y por el gasto energético y la contaminación que se deriva de esta actividad, sin embargo, parece que algunos países superan a España con creces por su particular sistema de producción, este es el caso de los alimentos noruegos.
Muchos alimentos que se producen en Noruega recorren miles de kilómetros antes de ser consumidos en el país, la carne de cerdo y la carne de pollo que producen se envía a Dinamarca para su procesamiento, esta materia prima se convierte en empanadas, salami, etc., y vuelve de nuevo a la mesa de los consumidores noruegos. Pero lo mismo ocurre con otros alimentos, la leche que produce Noruega se envía a Alemania y vuelve transformada en queso de untar, el queso que se produce en Noruega se envía a Dinamarca para ser cortado y empaquetado, volviendo a realizar el viaje de vuelta para comercializarse en el país. El jamón serrano que se vende en Noruega recorre más de 10.000 kilómetros, primero se envía el producto en crudo desde España a Noruega, allí se le pone un sello que lo convierte en carne noruega, de nuevo es enviado a España para ser curado y loncheado, y finalmente vuelve a viajar al país escandinavo para ser comercializado.
Esto son sólo algunos ejemplos que muestran que los alimentos noruegos gastan mucha energía y generan un alto nivel de contaminación. Sorprende que un país en el que se habla del respeto medio ambiental, del ahorro de recursos, de la sostenibilidad, etc., lleven a cabo esta curiosa práctica. La realidad es que se trabaja con este sistema porque se ahorran costes, existe una serie de excepciones arancelarias en las normas aduaneras que hacen que esta práctica sea rentable para los productores. Noruega no es un país comunitario pero sí pertenece y participa en el espacio económico europeo, el comercio con Europa está liberalizado pero los productos agrícolas son una excepción.
La liberación está sujeta a la negociación de cuotas y a la aplicación de aranceles especiales cuya finalidad es poder mantener la competitividad de los productos agrícolas y ganaderos del país en los mercados locales. Es un país proteccionista, ha llegado a incrementar los aranceles hasta el punto de que no resulta rentable importar alimentos de otros países, el año pasado subió el arancel del queso europeo nada menos que un 277%, con esta política y los beneficios arancelarios, es lógico que resulte más económico enviar la materia prima fuera para su procesamiento y que sea de nuevo enviada al país de origen.
En la publicación noruega NRK nos hablan de estos temas, gracias a una disposición especial de la Autoridad Agrícola del país denominada "Procesamiento Extranjero", se facilita el envío de las materias primas del país para su procesamiento en otros países antes de que regresen a Noruega para ser comercializados en sus mercados. Lo del jamón tiene bastante delito, viajar tres veces entre Noruega y España no es ni respetuoso ni sostenible a pesar de que en términos económicos pueda ser rentable.
No se entiende que la UE permita que Noruega suba los aranceles hasta cuotas que no permitan la exportación a ese país, y en cambio exista una excepción arancelaria para que pueda enviar su materia prima a otros países para su procesamiento. En principio esta excepción se diseñó con el fin de animar a la industria agroalimentaria a probar nuevos métodos de producción para evitar el coste de maquinaria y mano de obra que conllevaría el procesamiento en el propio país.
Lo que se diseñó como un nuevo sistema para probar métodos productivos no ha servido para la innovación, eso sí, el coste energético y las emisiones contaminantes se han incrementado de forma significativa. Sería interesante que Amigos de la Tierra realizara un informe de alimentos kilométricos centrándose exclusivamente en la industria agroalimentaria de Noruega para después realizar una comparativa con otros países europeos, no quedarían en buen lugar.
En este artículo de Agroinformación nos explican que el caso del jamón serrano y el prosciutto de Parma son muy llamativos. A la excepción arancelaria para la materia prima nacional que se procesa en otros países, se suma una disposición especial en el marco del Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo, se permite la importación de jamones españoles completos libres de aranceles. Como explicábamos, el jamón español en crudo viaja en camiones hasta Oslo para recibir el sello de carne noruega, vuelve a España para ser curado y loncheado y de nuevo viaja a Noruega para su comercialización.
A pesar del gasto energético y de la contaminación ambiental, resulta muy rentable, es un caso para ser denunciado, ya está tardando la UE en modificar la legislación, no tiene sentido conceder estos privilegios a Noruega, después nos quejamos de las excepciones y privilegios que tiene por ejemplo Marruecos. Es interesante mencionar que Noruega es el país europeo en el que la comida está más cara, la cesta de la compra es un 86% más cara que la media europea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario