Recordando a Cunqueiro en El Refugio (Oleiros)
En A Coruña tengo dos debilidades: el restaurante El Majar y el cercano pueblo de Oleiros. Y es que el más probado tesoro que ofrece aquella villa es El Refugio. Allí se establecieron Ricardo González y Alfredo Castrelo hace más de tres décadas. Junto con Aurora y Blandina, sus mujeres, tomaron entonces el relevo de un pequeño y popular merendero hasta convertirlo en un lugar de peregrinación para los amantes del mejor marisco.
Salpicón, caldo y marisco
El Refugio tiene acento burgués en la decoración, con un servicio atento y detallista. La dirección en sala de Alfredo es rigurosa y cercana. Un lugar de esos que se llena de clientes de toda la vida. Mayores y jóvenes que se sienten como en casa. La amplia variedad de opciones que maneja la carta hace honor al recetario gallego con más raigambre. Fórmulas que nos llevan a Picadillo, a Don Álvaro, a las madres y abuelas.
Dos platos de El Refugio: merluza rebozada y el famoso salpicón de bogavante.
Hay espacio para entrantes imaginativos, sin tanto interés en opinión del que esto suscribe. Y entonces descubrimos el salpicón de bogavante. Nunca este goloso sintió especial aprecio por dicha receta hasta descubrir aquí una invención soberbia que de por sí bien merece la pena el viaje. Después nada mejor para bajar a tierra que un buen caldo gallego, costumbrismo en estado líquido. Un caldo con tan rica y abundante nabiza que parece una "ensalada caliente", como afirmaba la criada de Cunqueiro.
La fijación de Ricardo por encontrar el mejor producto es casi obsesiva, hasta el punto de levantarse cada madrugada para buscar el mejor género. El cliente da cuenta de ello cuando aparecen en la mesa yodados percebes y almejas crudas de sobresaliente tamaño y frescura. O cualquiera de los mariscos del día como las ostras, que aunque ya no sean de Arcade, sí son de encomiable envergadura; también las sabrosas cigalas, las orondas nécoras y los robustos camarones.
Pescados sublimes y caldeirada
Son notables las preparaciones clásicas de la merluza, la lubina, el mero o la ventresca de atún, elaboraciones sin barroquismos que ceden protagonismo a los sabores del mar. Y cuando el final de Enero nos premie con la lamprea del Miño, no duden en probarla de la forma tradicional, a la bordelesa, o inusual, en carpaccio y escabechada, según la receta del ambicioso Fermín Fuentes.
Como es habitual en la cocina gallega desde antiguo, el interés por la sopa de pescado es sucinto, así que la caldeirada nos calma el deseo. En este caso las patatas, el pimentón, el ajo, el aceite, el vinagre y la cebolla son acompañados por exquisita raya. Un plato también imprescindible en su comanda, al igual que las setas o la caza en invierno.
Ciervo y lamprea como le gustaban a Cunqueiro.
Los amantes de los postres no se deberán perder el popular soufflé de Aurora y Blandina, ni otras dulces propuestas como la sopa de queso, el carpaccio de higo y naranja, la leche frita de avellanas o las indispensables filloas, que sólo encontrarán en época de carnaval. Tampoco duden en prestarle su merecida atención a una de las mejores bodegas de Galicia. Varios centenares de referencias y -esto en voz baja-, algunos precios de derribo en añadas de referencia. Paradójicamente, se echa en falta una mayor atención a los nuevos vinos tintos gallegos.
"Le escuché decir una vez a un gran gourmet que si todos los hombres se nutren, solamente unos pocos saben comer, y añadía que es con la reflexión, con el pensamiento, como debemos elegir nuestros platos, y con la imaginación degustarlos, ya que sin imaginación toda la alimentación del hombre podía reducirse, seguramente, a unas píldoras. Lo cual quiere decir que son las gentes de imaginación, casi siempre, las que comen mejor, quizá porque como decía el Conde de Clermont-Tonnerre: 'Asocian su sustancia terrenal al lugar de donde son, y perciben entonces hasta su mismo meollo el lazo que los ata a la tierra que los soporta; sienten la secreta esencia de las cosas incorporarse a la suya, y así comulgan con su tierra en un festín de amor'. Son gente, también, que conocen las verdaderas riquezas de la cocina propia, sin lo cual nunca será fácil apreciar el misterio de las cocinas ajenas".
Disfruten de esta pequeña joya ubicada en Oleiros. Un restaurante cuya piedra angular se sustenta en la profesión, el oficio y la verdad. Una verdad que se muestra en el sobresaliente producto, cocina y el trato al cliente. Si, amigos, Don Álvaro Cunqueiro sería feliz en El Refugio.
EL REFUGIO
Pza de Galicia, 5 -15173 - Oleiros - A Coruña
981.610.803
60€
Vinos: Emilio Rojo 2010 (Ribeiro), Viña Martin Escolma 2008 (Ribeiro), Lacima 2007 de Dominio do Bibei (Ribeira Sacra)
Nota bloguera:
Tengo que reconocer que he insertado esta noticia sobre restauración porque me trae muy buenos recuerdos, en el año 1989 y durante 3 años viví en La Coruña por motivos de trabajo, mi residencia la tenía en Santa Cristina y Oleiros se encuentra muy cerca de mi lugar de residencia y era El Refugio un lugar que frecuentaba con asiduidad.
Los tiempos han cambiado y de comer siempre fuera de casa he pasado a preparar mi propia comida y no frecuentar bajo ningún concepto los restaurantes, en mi propia casa se muy bien como me alimento, todo lo que uso son alimentos naturales, biológicos y nada de envasados ni productos procedentes de la industria alimentaria ni grasas saturadas, ni azúcares, ni sal, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario