Carballo, exorcismos y posesiones diabólicas
Si usted se pregunta si realmente existe el maligno, Satanás o el diablo, como lo quiera llamar, la respuesta (para quien ayer era el conferenciante) es sí. Su acción existe: «Pero no podemos buscar el sensacionalismo y verlo en todas partes, ni tampoco racionalmente excluirlo sin más». José María García Trapiello se encontró ayer en Carballo un salón parroquial lleno. Incluso algún sacerdote confesó que se había desplazado adrede para escucharlo. Su intervención, Exorcismos, sectas y posesiones diabólicas, se prestaba.
Trapiello, «leonés, humilde, profundamente espiritual, dominico, capellán del monasterio de las Madres Dominicas de Belvís y exorcista oficial de la diócesis compostelana», además de escritor, tal y como lo presentó el párroco José García Gondar, entró calzado con sandalias y sin calcetines. «No tiene móvil, ni acceso a Internet, ni televisión», leyó Gondar de una noticia del Diario de León. Trapiello llegó con prisa y, con agilidad -come poco y hace ejercicio espiritual-, condujo su charla. Dejó claro que no iba a hablar ni de casos ni de anécdotas, pero sí manifestó que «no tenemos derecho a hacer el asunto tan sencillo, porque la acción del maligno ahí está y no es un lenguaje del pasado sin vigencia». Esta misma idea la había expuesto el papa Pablo VI y se le echaron encima, recordó, pero lo actualizó el actual papa Francisco. ¡En estos tiempos, sí!
«No podemos reducirlo todo a una enfermedad psíquica, pero estamos en lo mismo: ni toda enfermedad es obra del maligno ni tampoco podemos decir que no haya casos donde su acción sí es evidente». Los presentes asentían cuando él rechazaba imágenes peliculeras de endemoniados. Trapiello recurrió a otro exorcista de nombre, Gabriele Amorth, el oficial de la Santa Sede, «muy simpático», para continuar sus explicaciones. Doble acción tiene Satanás, expuso el conferenciante: la ordinaria y más peligrosa («la tentación al pecado y a apartarse de Dios») y la extraordinaria y más llamativa o aparatosa, «casos raros». Incluyó en estos últimos las infestaciones diabólicas, los disturbios externos, las vejaciones diabólicas y las posesiones de ese mismo rango. Pero, ojo, «no todos los disturbios son posesiones». De estas hay, dijo, con su brotes violentos o sus lenguas ignoradas que se manifiestan, «pero son bastante raras». Expuso los datos de Amorth: de 30.000 exorcizados, 93 eran posesiones. Lo peor, sin duda, «la sujeción diabólica voluntaria, los sometimientos a Satanás por uno mismo: esto es, las sectas satánicas». A pesar de todo eso, Trapiello quiso alejar temores: «Hay muchos miedos en el corazón de los hombres, pero Dios no nos abandona».
Alguien acudió a él porque se despertaba por las noches y creía ser víctima de un mal de ojo. A otra persona le pasó lo mismo y optó por pensar que Dios lo despertaba para rezar por alguien. Ya sabe: Trapiello aconseja sabiduría y prudencia.
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