Muere Antonio Morales, «Junior», viudo de Rocío Dúrcal
Antonio Morales Barretto, mas conocido como «Junior», ha muerto a los 70 años en su casa de Torrelodones, municipio madrileño por donde salía a pasear todos los días. De momento se desconocen las causas de la defunción del que fue marido de la cantante de rancheras Rocío Durcal desde 1970 hasta 2006, año en que murió la artista. Fruto de su amor nacieron los tres hijos del matrimonio: Carmen Morales, Antonio Morales y Shaila Dúrcal.
De su tercera hija precisamente fue de quien habló en sus últimas declaraciones públicas. Ante el rumor de la posible anorexia de Shaila, «Junior» salió en su defensa para desmentir las especulaciones.
En 2006, «Junior» quedó sumido en una profunda depresión a raíz del fallecimiento de Rocío Dúrcal, a quien él llamaba cariñosamente Marieta –el nombre real de la cantante era María de los Ángeles de las Heras Ortiz–. Siempre la tuvo en la memoria y no había ni un día que no se acordara de ella. «No le encuentro sentido a la vida sin Marieta. Ahora más bien pienso cuándo será mi turno», llegó a declarar Antonio Morales en la última entrevista que concedió a «¡Hola!» con motivo del fallecimiento de su hermano Carlos el año pasado.
[Galería de imágenes: La carrera musical de «Junior», marcada por Rocío Dúrcal]
«Junior» fue uno de los componentes de «Los Brincos», muy popular durante la década de los 60. Aunque la mayoría de sus trabajos se desarrollaron en el panorama musical, también hizo algunas colaboraciones en el mundo del cine.
El cantante y actor nació en Manila, Filipinas el 10 de septiembre de 1943 durante la ocupación japonesa de Filipinas y era hijo de padre español y madre filipina.
En su faceta musical, Antonio Morales contribuyó decisivamente a la oxigenación de la música españolaen los sesenta como miembro de «Los Brincos» y después del dúo Juan y Junior, aunque su posterior matrimonio con Rocío Dúrcal y su más reciente implicación en la prensa rosa opacaran sus logros. Así lo afirman numerosos cronistas musicales, que califican de «brillantísimos y extraordinarios» sus años de intensa actividad musical, que se prolongó apenas una década, desde su integración en 1959 dentro de Los Pekenikes hasta su matrimonio en 1970 con «la reina de las rancheras». De aquel período, el periodista José María Íñigo destaca hoy a la agencia Efe sobre todo su capacidad para «imprimir frescura al pop español, convirtiendo a los Brincos prácticamente en los Beatles españoles».
Comparación con Simon & Garfunkel
«Era el modelo al que aspiraban y en cierta forma lo lograron", coincide su colega Diego Manrique, quien recuerda también la malísima relación que existía entre Fernando Arbex, por un lado, y Juan Pardo y Junior, por otro, lo que llevó a que estos dos últimos formaran su propio dúo tras dos años y dos discos con la banda, «Los Brincos» (1965) y «Brincos II» (1966). De aceptar el símil con los «Fab Four», habría que decir que Junior «tenía la voz dulce de McCartney, pero no su talento compositivo». «Era guapo, pero no era un gran creador», opina Manrique.
«Junior era más una voz. Era un buen acompañante como complemento de Juan», afirma Jesús Ordovás, autor de obras como «Historia de la música pop española», que compara al dúo con Simon & Garfunkel.«Imposible olvidarse de "Anduriña", una obra maestra», afirma el periodista Íñigo al darle a escoger entre temas emblemáticos de los sesenta como «Sola», «Mejor» o «Un sorbito de champán».
Morales y Pardo mantuvieron su aventura profesional conjunta hasta 1969 y, un año después, el primero se casó con Rocío Dúrcal, abandonando la primera línea de la música, aunque ocasionalmente hiciera alguna incursión asumiera tareas como productor y representante.
«Sin duda, el éxito grande de Rocío le hizo quedar en un segundo plano, pero desde el principio asumió la función de amo de casa», considera Íñigo. Ordovás, que había conocido a Morales unos años antes, considera que hubo una mezcla de todas esas cosas. «Al principio de su etapa en Juan y Junior, lo disfrutaba mucho, pero luego se cansó de las actuaciones y de estar constantemente de gira, prefería un vida más hogareña», explica. Para Manrique, «su historia es la de una frustración, alguien que estuvo en los mejores discos del pop español de los sesenta, que va perdiendo el interés e inicia en los setenta su declive».
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