"¿El Faisán del ilustre académico y dispensador de carnets morales Juan Luis Cebrián?"
Este 29 marzo 2013 Manuel Ortega publica en El Semanal Digital un artículo titulado ¿El Faisán de Juan Luis Cebrián? en el que señala que "ha tenido que morirse Suárez para que el ilustre académico nos desvele, a medias, una complicada operación que deja en evidencia la ética de un dispensador de carnets morales como él."
Por su interés, lo reproducimos a continuación:
Las buenas necrológicas, dicen, son aquellas que hablan más del autor que del muerto. Tal vez por eso cierto enviado especial de los de antes en un periódico que ya no existe ponía una condición: "Si me matan que no escriba la mía Jesús Hermida, que ni siquiera mencionará mi nombre".
Entre la marea de homenajes póstumos a Adolfo Suárez, perpetrados en no pocas ocasiones por quienes más le apuñalaron, fusilaron y despellejaron, se ha contado el del ilustre académico que preside el Grupo Prisa: Juan Luis Cebrián.
El desguazador del grupo editorial del difunto Jesús Polanco, que no reconocería a su pupilo, tan entregado a la causa gubernamental, si levantara la cabeza, contaba algunos de sus avatares con el entonces presidente del Gobierno. Cosa normal, por otra. Lo que no resultaba tanto era este párrafo:
"Con ocasión del secuestro por ETA de Javier Rupérez, recibí a través de nuestro corresponsal en Bilbao, Javier Angulo, la oferta de los terroristas vascos de hacer una entrevista epistolar a Javier durante su secuestro, a cambio de entregarles tres millones de pesetas. Era aquel uno de los primeros contactos que se tenía con los plagiarios, y pensé que aceptar su sugerencia sería ante todo una buena manera de comprobar que Javier seguía vivo. Consulté mi decisión, como siempre hacía en las ocasiones importantes, con mi consejero delegado, Jesús Polanco, entre otras cosas porque él tenía que facilitarme el dinero que solicitaban".
Y proseguía así:
"Ante la preocupación de que fuera utilizado para comprar armas y sostener a la banda, decidimos seguir adelante con el proyecto pero informando del mismo al presidente. Llamé a Suárez pasadas las diez de la noche para decirle en breves palabras de qué se trataba y nos recibió de inmediato a Jesús y a mí en su despacho. Nos hizo entrar por la puerta trasera de La Moncloa y aseguró que no quedaría registro de la visita. Dedicamos un tiempo a analizar la cuestión de la entrevista y las pruebas que debíamos exigir sobre el hecho de que Javier seguía con vida. Resuelto el plan de actuación, pasamos a otros temas"
Los "otros temas" fueron una campaña que habrían puesto en marcha para desacreditar a Cebrián presentándole como un agente del KGB, explicada por él mismo y que, de paso, sirve en el artículo para alejarse de otra cuestión más incómoda: ¿Se pagaron tres millones de pesetas por entrevistar a un secuestrado a una banda terrorista que en aquella época ensangrentaba España día sí, día también?
¿Puede decirse que el paradigma de la ética periodística española abonó esa cantidad, que no era poca cosa en aquellos años, a ETA?
Porque si fue así, malo es pagar por información. Pero hacerlo a una banda terrorista que, presumiblemente, no se gastó ese dinero en comprar tiritas, ya sería casi delictivo. O sin el casi.
Estaría bien que Cebrián lo explicara un poco más, no vaya a ser que nos quede la duda de que montó un Faisán avant la lettre.
Y, sobre todo, para no dar pábulo a esos "calumniadores profesionales que circulan por la red" y que tanto le preocupan -cada año hay una embestida suya- desde hace más de una década.
Dicho sea con todo el respeto para quien consigue pactar bonus millonarios cuando tiene al grupo en números rojos.
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