Si quien te debe guiar te utiliza
Uno de los principales problemas, sino el principal, en abuso sexual infantil es que lo cometen personas del entorno del niño que gozan de la confianza de la familia. Tíos, primos, profesores están en los primeros puestos, ¿quién si no tiene acceso habitual y cercano a los niños?
Las víctimas de abuso se topan con algo que no terminan de entender (porque nadie les habló de ello) y no saben qué hacer. «Sienten que no les gusta y no está bien», pero no se atreven a contrariar al adulto.
Ven cómo su padre y su madre saludan a la persona que abusa de ellos y hablan con él y entonces se sienten aún más confusos y asustados: cuando les cuento a mis padres otros conflictos con adultos, ¿a quién suelen creer?
En el caso de los abusadores profesores además, aparece una figura que merece el respeto de los padres (así debe ser) y que debe guiar y educar a los niños. Por eso, resulta tan confuso y angustiante para las víctimas. Están sometidos a alguien a quien socialmente deben obedecer y que tiene mayor prestigio que ellos: la sensación de indefensión se dispara.
Entonces qué podemos hacer: ¿obligarles a desconfiar de cualquiera?, ¿endiosarles y darles la razón en cualquier situación por si se diera un abuso que no tengan miedo a contarnos? Eso sería vivir y hacer vivir a los hijos bajo una angustia y miedo constantes que en nada favorece su desarrollo.
He aquí algunas claves útiles para la familia:
Primera clave. Enseñar a los niños desde pequeños (2-3 años) las zonas del cuerpo, todas y con sus nombres correctos y que no se dan besos ni se deja besar en zonas de vulva, pene y culo. Los niños pueden desarrollarse psicoafectivamente, descubrir estas zonas y tocarse a si mismos. Si sienten curiosidad, y quieren explorar con amiguitos, compren libros adecuados a su edad y léanlos con ellos.
Segunda clave. Explicar a los niños que si les hacen algo que sienten que no les gusta mucho, lo cuenten. Las víctimas de abuso suelen contar después, que tenían una sensación displacentera o rara. Si no han recibido educación afectivo-sexual, este aspecto es el más intuitivo y rápido de detectar.
Tercera clave. Hay secretos buenos y malos. No hay que quitarles la ilusión de poder guardar secretos. Pero los secretos malos, implican que alguien ha hecho algo mal, algo que duele, algo que le hace daño a otra persona. Estos hay que contarlos para poder ayudar a quien lo está pasando mal.
A veces los niños no se atreven a hablar pero lanzan mensajes: bajadas bruscas de notas, se niegan a asistir al colegio, a una clase o a casa de un familiar repentinamente y sin razón aparente, en niños pequeños se dispara la masturbación, en adolescentes hay conductas sexualizadas o bien miedo repentino o tocar o estar cerca de cualquier hombre.
Los niños aprenderán sobre sexualidad de una u otra forma, es una parte esencial de la vida. Si tienen hijos yo les recomiendo que no se sienten a esperar a "que sea más mayor". El momento perfecto no llegará. Tomen mañana mismo la iniciativa: compren libros adecuados a su edad y empiecen.
Margarita Montes Arribas es psicóloga especializada en infancia y familia.
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