El Papa denuncia los «laicos, sacerdotes y obispos corruptos que se aprovechan de su situación»
En la misa de las siete de la mañana, el Santo Padre comentó las lecturas del día, en que aparece el sacerdote judío Eli, «un pobre sacerdote, débil, tibio, que dejaba hacer muchas cosas feas a sus hijos», también sacerdotes.
Un día Eli acusó de «borracha» a una mujer que rezaba en el Templo moviendo en silencio los labios mientras pedía a Dios el milagro de tener un hijo. Ante esa escena, el Papa se preguntó «¿Cuántas veces el pueblo de Dios siente que no es querido por quienes deben dar testimonio: los laicos cristianos, los sacerdotes, los obispos?», que a veces dicen «esta pobre gente no entiende nada. Deberían hacer un curso de teología…».
El caso de los hijos de Eli era, según el Papa, todavía peor pues «eran sacerdotes pero ladrones. Iban detrás del poder, del dinero del Templo. Explotaban a la gente aprovechándose de sus limosnas, de sus donativos, y el Señor les castiga con fuerza».
El Papa invitó a todos a seguir, en cambio, el ejemplo de Jesús, «que acerca Dios a la gente y, para conseguirlo, se acerca él mismo a la gente, a los pecadores». En esa línea, Jesús perdona a la adúltera y «habla de teología con la samaritana, que no era precisamente un angelito».
Al escuchar a Jesús, mucha gente decía «enseña una doctrina nueva», pero el Papa puntualiza que en realidad no era así: «la enseñanza no era nueva; era nuevo el modo de presentarla. Es la transparencia evangélica».
Francisco concluyó invitando a pedir al Señor que las lecturas de la misa del día «nos ayuden a no ser legalistas e hipócritas como los escribas y los fariseos. A no ser corruptos como los hijos de Eli. A no ser tibios como Eli, sino a ser como Jesús, con su afán por buscar a la gente, curar a la gente y amar a la gente».
stagduran
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