«Lo que más me fascina es el orden, que cada cosa esté en su sitio y que cada uno sepa exactamente lo que tiene que hacer». José Francisco Ballester-Olmos no oculta su admiración por la vida de los cartujos, con quien mantiene una estrecha relación gracias a los trabajos que ha realizado como ingeniero agrónomo en la cartuja de Portacoeli. Esa fascinación es la que intentará transmitir a las personas que asistan hoy al salón de actos de la Real Academia de Cultura Valenciana, en el número 26 de la calle Avellanas, donde impartirá una conferencia titulada «Cartujas valencianas y sus personajes históricos».
La Comunitat albergó hasta seis cartujas, lugares de oración y recogimiento que vivieron una eclosión enorme en Europa durante la Edad Media. De estos lugares persisten dos con uso religioso, la de Portacoeli y la de Benifassà. También se conserva en excelente estado la de Ara Christi, en El Puig, aunque está dedicada a eventos y banquetes. De la de Vall de Crist, levantada en el siglo XIV, sólo queda la capilla de San Martín, mientras que otras dos en Orihuela y los alrededores de Valencia han desaparecido.
Ballester-Olmos, profesor universitario y académico de la entidad cultural valencianista, disertará sobre la historia de la orden cartuja en Valencia y su esencia, además de los personajes históricos que influenciaron en su desarrollo y riqueza.
Admira de los cartujos «su vinculación a Dios a través de la oración y que llenan nuestras carencias». Por esa razón fueron favorecidos por los monarcas católicos de Europa, al considerarles como una parte esencial de la espiritualidad de los territorios que gobernaban.
La cartuja de Portaceli, por ejemplo, fue favorecida por Jaume I su hijo Pedro, así como por el Papa Luna. «Llegaron a tener propiedades en un espacio muy extenso, lo que ahora es el triángulo formado por Segorbe, Bétera y Náquera».
Algunas cartujas, como la mencionada, sufrieron golpes fatales con la desamortización de los edificios religiosos en el siglo XIX. «Los cartujos volvieron a Portaceli en 1943 gracias al trabajo del entonces presidente de la Diputación, Adolfo Rincón de Arellano», añadió.
Parte especial de la conferencia se dedicará a los horarios tan especiales por los que se rigen los cartujos, auténticas jornadas espartanas para dedicarse a la oración y el trabajo. «Duermen ocho horas, pero repartidas», precisa el profesor.
En algunos casos la historia ha tratado muy mal a las cartujas. La de Vall de Crist fue abandonada después de la desamortización y sus piedras sirvieron de cantera a las poblaciones cercanas. «El gran personaje de aquella cartuja y que la vincula con la de Portacoeli fue Bonifacio Ferrer».
Ballester-Olmos mostrará en la conferencia fotografías inéditas de esta última cartuja. Construida en el siglo XIII, la iglesia de estilo gótico fue recubierta con otro estilo en el siglo XVII, al igual que ocurrió con la mayoría de templos europeos. «Pude fotografiar los arcos góticos al descolgarme atado con un arnés entre los paneles», dijo.
El académico acaba destacando la «tremenda sanidad física y mental que se aprecia en los cartujos. Tienen un equilibrio y una fortaleza enorme para llevar la vida que han elegido», cultivando pequeños huertos y gestionando campos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario