Murió Peret: nos deja su música... y una experiencia mística que cambió su vida y nos habla de Dios
El músico y cantante catalán Pere Pubill Calaf, -Peret-, ha fallecido en el Hospital Quirón de Barcelona a los 79 años de edad a causa de un cáncer de pulmón, a las dos de la tarde del 27 de agosto, después de pasar unos días bajo sedación e ingresar en el hospital en julio.
Conocido mundialmente por
su música desenfadada y como creador de la llamada "rumba catalana", Peret fue también el protagonista de una interesantísima historia espiritual.
Juan Puchades publicó en 2011 una biografía sobre Peret en la que recogía (en su capítulo 11)
la experiencia mística que cambió su vida. Juan Antonio Monroy,
en ProtestanteDigital, escribió del hecho sin saber cómo llamar la experiencia numinosa del músico ("¿fenómeno, misterio, alucinación?", duda Monroy).
»La transmutación religiosa y espiritual tuvo lugar el sábado 27 de noviembre de 1981, cuando
Peret conducía desde Premiá de Mar a Mataró por la carretera Nacional II. Al tiempo que manejaba el volante del coche Peret creyó ver:
- "una luz tremenda",
-"el cielo descendiendo",
-"el coche como si lo hubieran partido por la mitad",
-"se me abrió el pecho y de él brotó un chorro negro",
-"automáticamente, aquella luz yo la recibo y era como que me atraía y me elevaba. Cuando ya había pasado, seguía conduciendo, estaba empapado de lágrimas y sudor. Por el camino iba pensando: ¿qué ha pasado?¿Qué ha sido esto? Pero me encontraba de una manera como no había estado nunca, con una felicidad tremenda, con ganas de vivir, de hacer cosas".
Y aquella misma tarde Peret, hasta entonces un gitano mundano, entró por vez primera en una iglesia evangélica, gitana, de estilo pentecostal.
Las condiciones de una experiencia mística Pese a las reticencias de Monroy, la descripción de Peret parece cumplir bien con la definición de experiencia mística estudiada en las ciencias sociales, que definía W.T.Stace en 1960 y desarrollaba luego Ralph Hood a partir de 1975 (en más de 50 estudios estadísticos sobre experiencias místicas contemporáneas).
1. Es una experiencia noética, es decir, quien la experimenta
siente que se le ha dado un conocimiento válido, no una mera sensación subjetiva
2. Es una experiencia inefable:
cuesta mucho explicarla con palabras, parte de ella, simplemente, no es pronunciable…
3. Es
una experiencia que quien la vive sabe que es sagrada, que trata algo santo, aunque quien la vive no siempre puede explicarla con lenguaje teológico.
4. Es una experiencia a la vez
profunda, gozosa y con afecto positivo ("en palabras de Peret: "una felicidad tremenda, ganas de vivir, de hacer cosas")
5.
Es paradójica, desafía lo lógico y tiene que ver con la unidad transcendente y el salir de uno mismo, sentirse ascendido o trascendido…
6. En su libro
"The trace of God" Joseph Hinman añade (remitiéndose a muchos estudios) que es
fuente de un cambio a mejor perdurable… (cambio de vida, hábitos más saludables, espititualidad, etc…)
Peret decidió servir a Dios.
Para ser predicador pentecostal no se necesita demasiado: "sólo" un testimonio impactante del amor de Dios (y Peret lo había sentido en la carretera) y capacidad para expresarlo.
Con su testimonio, sus dones expresivos y su música pronto llegó a ser una de las grandes figuras líderes del mundo evangélico catalán y español.
Dedicado 7 años "sólo a Dios" Parece que en esos primeros meses alguien de esos ambientes pentecostales convenció a Peret de que no podía servir a Dios y dedicarse profesionalmente a la música mundana a la vez.
Explica Monroy citando la biografía de Puchades que:
"Alquiló un local en la barcelonesa calle de San Clemente y
dedicó su vida "a la predicación y a hacer bien a la gente". En Mayo de 1982 Peret llama a su agente, Andrés Gallego, y le dice:
"No voy a cantar más, anula todo, que a partir de ahora voy a cantar para el Señor".
Parte de esto se puede experimentar en este vídeo de 1982 (hoy en DailyMotion) cuando Peret aparece en un programa de la Segunda Cadena (desconexión de Cataluña) y
explica que "no se puede servir a dos amos, a Dios y a las cosas del mundo, no es compatible, son cosas que se aborrecen entre sí" y que ya no hará música mundana, sólo cristiana, y predicará a Cristo.
Y canta ante las cámaras una canción rumbera que dice que "el Señor me ha regalado" (es decir, que ha compuesto recientemente ayudado por Dios o movido por Dios):
"Cristo tiene poder / Cristo tiene poder / Jesucristo es poderoso / Jesucristo tiene poder" Dice San Pablo a Timoteo (en 1 Tim 3,6) que
los candidatos a obispo no deben ser neófitos. Quizá si Peret hubiera acudido a un comunidad católica o un director espiritual católico, habría podido combinar una carrera musical sana con un servicio a Dios mediante la música. Incluso en ámbitos evangélicos, un cantante como Juan Luis Guerra, al convertirse a Cristo no ha dejado de hacer música profana pero perfectamente moral, combinando con canciones religiosas.
No pasó así con Peret:
en unos meses pasaba de neófito a pastor y predicador, lleno de entusiasmo… y al cabo de 7 años dejó la comunidad evangélica, no por falta de fe en Dios (nunca renegó de Dios ni de su experiencia mística que le cambió, que siguió explicando a quien quiera que se lo solicitase) sino
decepcionado por miserias humanas que, al parecer, quizá con la inocencia del converso, le sorprendieron.
El escándalo de los predicadores divos Un ejemplo era el de los predicadores y líderes, sobre todo itinerantes, que viajaban como divos. Él cuenta el caso de un personaje importante, e incluso fundacional, en el mundo carismático internacional:
Nicky Cruz, un antiguo pandillero que dejó la violencia y se hizo predicador a partir de su trato con el reverendo Wilkerson, historia que se narra en un libro-testimonio clásico,
La Cruz y el Puñal, que leen incluso los carismáticos católicos y que cuenta hasta con
una película. [Lo contábamos
con detalle aquí, al morir el reverendo Wilkerson].
Pero el Nicky Cruz que conoció Peret y que le decepcionó – muchos años después de la conversión del pandillero-
era ahora un divo que pedía hoteles de 5 estrellas. Peret lo contó así a Puchades:
»"Hay estrellas entre nosotros. Yo me encontré con uno al que le llamé la atención, uno que hizo una película y todo, se llamaba Nicky Cruz. De jovencito fue un maleante que acabó de jefe de una banda, al final tuvo la experiencia y se convirtió, a continuación iba dando testimonio de su conversión por el mundo, pero su forma de vestir no era la de un creyente, sus coches tampoco".
»"Cuando me dijeron que lo llamara para que viniera y vi todas sus exigencias y toda la gente que lo tenía que acompañar, me dije "¡ni que fuera Tom Jones en su mejor momento!". No me hizo ninguna gracia. Vino, fuimos a comer a un restaurante, y de la forma que hablaba, no me cayó bien, y le dijo algo a un hermano, algo que no recuerdo exactamente, pero que no estaba nada bien, él ya había dado su testimonio el día anterior, ya había explicado todo, y cuando le dijo eso a este hermano, era como dudar de que aquel hermano, de verdad, conociese a Dios. Y le solté: "a mí lo que me cuesta creer es que tú fueses jefe de una banda, porque no tienes pinta de eso, pareces un cagado. ¡¿Entiendes?! ¡Un cagado!". Se quedó blanco. Pero es que era un cagado, allí lo que hacía era más mal que bien. Era muy descarado lo suyo, pero hay mucho de eso, igual que lo hay en la Iglesia Católica. Por desgracia es así. Es lo que hay".
Comenta Monroy para los lectores de ProtestanteDigital que:
»"El incidente con Nicky Cruz es auténtico. Roberto Velert, uno de los miembros del comité que organizó la campaña evangelística en Barcelona donde la predicación de siete días estaría a cargo de Cruz, me contó que el supuesto evangelista exigió billetes de avión en clase de ejecutivo y hotel de cinco estrellas para él y su equipo. La reunión de la primera noche fue tan desastrosa que mandaron a Nicky Cruz de regreso a su país y líderes evangélicos de Barcelona se responsabilizaron de la predicación. Las reuniones fueron animadas con la participación de Peret".
Retorno a la mundanidad Puchades afirma que en algún momento de 1989 Peret, en silencio, abandonó la Iglesia Evangélica de Filadelfia. Explica que la salida fue sencilla. Cuenta Peret: "Devolví el carnet de pastor. Trataron de convencerme de que continuara, pero se lo dejé muy claro. A muchos les sentó muy mal, eso es verdad".
Había estado 7 años fuera del panorama musical. Su
retorno como cantante a la discografía mundana fue con "No se pué aguantar", en 1991.
Y en 1992 cantó en los Juegos Olímpicos de Barcelona, con
una adaptación de aquel "Cristo tiene poder". Pero ahora era "Barcelona tiene poder". El pastor evangélico Ignacio Simal, que
en su blog recogió el cambio de letra en la tonada rumbera, no quiere ser muy duro con Peret, al que considera una víctima de una experiencia de "fundamentalismo" y recoge la letra de "Barcelona tiene poder" por su positividad… Se le podría añadir hasta la nota católica de mencionar el templo de Gaudí.
"De par en par a todos les abre su corazón,
sin excepción de raza ni de color.
Humildes trabajadores,
grandes poetas que le han cantado al amor,
una Sagrada Familia se ha levantado en su interior…"
Con todo, en octubre de 1992, después de los Juegos Olímpicos,
entrevistado en El País por Feliciano Fidalgo, aún se consideraba evangélico y daba respuestas cristianas.
Puchades afirmó en su biografía de 2011 que "ahora Peret no cree en Dios y que desconfía de las religiones". Pero en enero de 2010 aún decía en la revista Squire: "Ahora sé lo que hay en la religión organizada y ya no voy a la iglesia.
Dejé la religión, pero me quedé con la Palabra de Dios."
También en otras entrevistas y declaraciones que hizo Peret en televisiones y radios (antes y después de la biografía) aseguró que
su desengaño era con los hombres, no con Dios. Quizá era algo relacionado con su mal genio, que él siempre admitió.
El féretro de Peret estará accesible a los ciudadanos en el Salón de Ciento del ayuntamiento de Barcelona, que estará abierto entre las 11 y las 21.30 horas del jueves 28 de agosto. La familia del cantante ha informado de que el viernes 29 se celebrará un funeral íntimo en memoria del fallecido.
(Para escuchar la música de alabanza cristiana de Peret en los años 80 en YouTube, clic aquí).
Y bajo estas líneas, en 2010, en la televisión gallega canta "La Virgen era gitana, María se llama la Madre de Dios", un villancico gitano popular